Libertad

Home Blog Libertad

Post Thumbnail Image

Libertad

El inicio del confinamiento por la pandemia en marzo de 2020 nos hace plantearnos valores como el de la LIBERTAD.

 

“Libertad”, una de esas palabras con las que llenarse la boca en cuestión de valores.  Uno de esos valores que han movido revoluciones y que incluso ha llevado a cambios significativos a lo largo de la Historia de la humanidad.  Todo esto, en referencia a la esclavitud, a prisiones,  a secuestros, a régimenes dictatoriales, a discriminaciones sociales, a derechos civiles. (¿y a la libertad de ser en esencia?).  Ahora hay una nueva ley que nos obliga a confinarnos en casa sin libertad de movimiento ni de reunión, algunos de esos derechos que damos por sentados en un estado democrático.  Puede que sea el momento de contemplar la  libertad en unos términos algo diferentes a los que viene a definir la RAE.

La libertad no es más que un ideal del que nos podemos sentir, a menudo, próximos, pero... no deja de ser un ideal a modo de ilusión en su concepción de falsa percepción de la realidad.  Como seres humanos no somos libres: nos regimos por unas leyes de la naturaleza que, en ocasiones nos negamos a cumplir y respetar; como animales mamíferos que somos, somos seres sociales, y vivir en sociedad nos limita (capa nuestra esencia, creatividad y espontaneidad); y tenemos limitaciones como personas, porque por mucho que juguemos a intentar ser Dios, por mucho que nos creamos completos agentes de nuestras vidas, somos ínfimas criaturas del Universo.  Lo siento, pero NO SOMOS LIBRES, y eso nos gusta tan poco, que nos  lo negamos, con lo que nos apegamos a una ilusión externa de libertad como si de la misma Matrix se tratara.

Nos creemos libres.  Sí, creemos que elegimos nuestra, profesión, nuestra pareja, nuestros hobbies... nuestra vida, en definitiva.  Y... ¡claro que nos gusta creer que la elegimos! sobre todo, cuando nos gusta o nos van bien las cosas; ¡qué bonito sentirse agente cuando nos ha salido “bien”!.  En cambio, cuando no nos gusta o no nos va tan bien... ¡Ay! ¡Ahí la cosa cambia! Ahí ya no nos creemos  tan agentes de nuestras vidas...

Esta pandemia, nos puede ayudar a contemplar y plantearnos  ¿cuán libre eras para moverte antes de todo esto?  Si has de responder, por favor, se verdaderamente honesto/a contigo mismo/a... tu impulso, tu movimiento genuino, tu apetencia, tu placer cuando te movias o salias ¿era libre, pero libre de verdad?.  Me pregunto si alguien se sentía libre yendo a trabajar justo en el lugar y momento que está marcado, si a todo el mundo le apetecen esos “compromisos sociales” o si... al fin y al cabo, la vida de muchos y muchas seguía limitada por los “debo / tengo que, etc”.  Entonces... a lo que iba ¿éramos libres antes de estar confinados? o mejor dicho... ¿alguien se creía verdaderamente libre antes del confinamiento?

Igual soy dura, y puede que hayan muchas personas que no quieran ver ni saber.  Por alguna razón (y no voy a entrar en filosofías, creencias o teorías físicas), hemos aprendido a mirar hacia afuera.  Sin el mundo externo, para muchas personas, sus vidas  pierden sentido.  Ahora que no hay un “fuera”, sería el momento de ir “dentro”Porque tan infinito es el Universo exterior como el Universo interior que habita dentro de cada uno/a de nosotros/as.  Como la circunstancia es extrema, la resistencia también lo es y parece que hay un esfuerzo generalizado por seguir autoengañándonos para mantener esa MATRIX, ahora virtual,  que nos da otra falsa sensación de seguridad (y lo que es peor, de contacto humano).  Pero no pasa nada, el confinamiento se va a alargar, esto va a darnos tiempo para madurar y que pueda producirse un cambio de mayor profundidad.

Llegados a este punto, la propuesta para quien quiera realmente algo de libertad, es dejar de buscar la libertad “fuera”, de entretenernos y de temer a nuestro interior.  La invitación es a buscar la dichosa libertad dentro de nosotros mismos.  Pues, partiendo de la base de la aceptación de las limitaciones ya existentes,  la idea es que no nos limitemos más a nosotros mismos y consigamos el máximo rango de libertad posible.  ¿Y cómo? Pues, hasta donde las personas sabias e ilumanadas apuntan, el camino es el de la consciencia.  Pues, si por lo menos, no nos vemos sujetos a automatismos y podemos ser verdaderamente conscientes de las decisiones que tomamos desde la humildad y la honestidad; poniendo atención a qué evitamos y qué buscamos con cada una de nuestras posturas o acciones, ya no estaremos actuando (o no) de una manera u otra sin saber muy bien por qué.  Son tantas las veces que nos interrumpimos las necesidades sin tomarnos la LIBERTAD de satisfacernos, y tantos los mecanismos que empleamos, que sería un capítulo a parte,  más relacionado con teorías y metodologías para ampliar consciencia que con el tema de este artículo, la libertad en sí.